Jekyll: Ambos poseemos la misma maldición. No te lo parece.
Gabriell: Para nada, mi pesar es muy diferente al tuyo. Desde una perspectiva sencilla, es similar, pero dentro de lo retorico, "mi maldición" es mas subjetiva y eso lo hace mas oscura.
Jekyll: ...a que te refieres...¿Y la mía no lo es acaso?
Gabriell: Tu condición te hace cambiar totalmente al perderte dentro de tu "Yo" surrealista. Cambia tu condición por completo. Físico y Psicológico. Es total. Radical. Mientras que en mi caso, yo no cambio físicamente.
Jekyll:...
Gabriell: En tu caso, vos podéis actuar en la forma de tu suscrito sin un remordimiento puesto que nadie podría jamas, reconocerte bajo los actos de una apariencia tan monstruosa como lo es Mrs. Hyde, nadie pensaría que debajo de la capa tan armoniosa del Dr. Henry J. se esconden los crímenes y pecados de alguien como lo es Hyde.
Mientras que yo, dejaría actuar a mi otro "Yo" y fácilmente me reconocerían después.
Jekyll: ...Si me dejas sincerar mi humilde opinión
..mis ojos no lo ven de la misma manera, menos mi racionalidad...
Gabriell:...
Jekyll: Sin que yo o tu actuemos dentro de lo propio, algo se nos simula aun mas. Al menos tu "Yo" interna, no, corrijo, tu "extensión", dentro de algo contaminado con lo que ustedes saben es Maldad, no es tu propia persona solamente como en mi caso, en mi caso, realmente actuó bajo mis bajos principios, y tal como les nombraste, son "mis" pecados lo que salen flotando.
Gabriell: Pero...
Jekyll: Mientras tu, puedes y podrás actuar de esta forma, interpretada por Maldad, pecar y a la vez no pecar.
Gabriell: De otro modo...entonces...¿estamos a mano?
Jekyll: Jajaja, sí. Somos dos almas partidas a la mitad. Si. Pero la mitad en que uno se pierde, se doblega en el otro, y la mitad que uno pierde, la encontramos en el otro.
Gabriell: Ya calla. Empezamos hablando de una situación supernatural, y ahora parece que estas hablando como todo un patriarca sobre matrimonio.
Jekyll: Malinterpretas. Y la ves desearía que no fuera así.
Viajes del Cielo al Infierno ~Por:The GuardianMoon
jueves, 27 de septiembre de 2012
lunes, 2 de julio de 2012
Sueño de D.
Hoy soñé, que llegaba a una extraña ciudad en tiempo futuro, muchos planos del piso al cielo, rodeado de jardines, y la luz del día siempre parecía atardecer.
Allí andaba del lado de Hinojos, y Daniel, dos pintores.
Visitábamos esa ciudad por motivos de trabajo de ambos, yo al parecer no tenia nada que ver pues primero andaba con Hinojos, y en esa ciudad nos encontrabamos con Daniel.
Llegamos en una clase de metro, o tren que viajaba por un puente encima de un inmenso rió acaudalado desde donde podíamos observar toda la ciudad.
Estábamos en una clase de mansión, con decoración entre vintage, y moderna, con mucho lujo. Lamparas, sillones antiguos, pinturas entre modernas y viejas, y con igual muchos desniveles en la casa.
Allí, como nos encontramos, Daniel por fin me dirigió la palabra de nuevo, y me emocione muchísimo, solamente que lo hizo para exigirme porque había estado con Hinojos, a mi me sorprendió muchísimo que lo descubriera, el me contó que el mismo Hinojos se lo había contado.
Por fin, me abrí, y no le mentí, le conté que si, que había estado con el, pero en corto periodo, y había sido algo rápido. El estaba sorprendido, enfadado y algo indignado.
Al final, aunque no concluimos nada, tuvimos que marcharnos, puesto que al parecer, según recuerdo, nos avisaron que teníamos que huir de algo, unas personas.
Hinojos se quedo solo en la mansión, hablando con esas personas, disuadiendolas de algo. Mientras que Daniel y yo para mi sorpresa huíamos de la casona, dejando atrás a los sirvientes. Entrabamos a pasillos, y nos ocultábamos en rincones, mientras el otro divisaba que no viniera gente.
Eso me hizo sentir muy unida a Daniel.
Recuerdo que en esas habitaciones había libreros con muchos libros, libros que yo conocía, que aun si los trato de recordar, siento que realmente existen. No recuerdo, pero siento que yo estaba ahí porque tenia la capacidad de defender a Daniel de las personas que nos perseguían, o nos buscaban. Peleando con ellos.
Terminamos saliendo, y llegamos hasta el exterior, una zona muy alta de la ciudad, que parecía un mirador, donde podíamos apreciar el resto de la ciudad, adornada con tantas plantas que caían por los precipicios, y viendo el cielo anaranjado purpura, y muchas nubes desvanecidas.
Ahí estábamos Daniel y yo, solos, y recuerdo si seguimos charlando, pero ya no sentía ese desasosiego por que me odiaba, ahora el ambiente era menos denso.
Y ya. Es todo lo que logre capturar del sueño.
Allí andaba del lado de Hinojos, y Daniel, dos pintores.
Visitábamos esa ciudad por motivos de trabajo de ambos, yo al parecer no tenia nada que ver pues primero andaba con Hinojos, y en esa ciudad nos encontrabamos con Daniel.
Llegamos en una clase de metro, o tren que viajaba por un puente encima de un inmenso rió acaudalado desde donde podíamos observar toda la ciudad.
Estábamos en una clase de mansión, con decoración entre vintage, y moderna, con mucho lujo. Lamparas, sillones antiguos, pinturas entre modernas y viejas, y con igual muchos desniveles en la casa.
Allí, como nos encontramos, Daniel por fin me dirigió la palabra de nuevo, y me emocione muchísimo, solamente que lo hizo para exigirme porque había estado con Hinojos, a mi me sorprendió muchísimo que lo descubriera, el me contó que el mismo Hinojos se lo había contado.
Por fin, me abrí, y no le mentí, le conté que si, que había estado con el, pero en corto periodo, y había sido algo rápido. El estaba sorprendido, enfadado y algo indignado.
Al final, aunque no concluimos nada, tuvimos que marcharnos, puesto que al parecer, según recuerdo, nos avisaron que teníamos que huir de algo, unas personas.
Hinojos se quedo solo en la mansión, hablando con esas personas, disuadiendolas de algo. Mientras que Daniel y yo para mi sorpresa huíamos de la casona, dejando atrás a los sirvientes. Entrabamos a pasillos, y nos ocultábamos en rincones, mientras el otro divisaba que no viniera gente.
Eso me hizo sentir muy unida a Daniel.
Recuerdo que en esas habitaciones había libreros con muchos libros, libros que yo conocía, que aun si los trato de recordar, siento que realmente existen. No recuerdo, pero siento que yo estaba ahí porque tenia la capacidad de defender a Daniel de las personas que nos perseguían, o nos buscaban. Peleando con ellos.
Terminamos saliendo, y llegamos hasta el exterior, una zona muy alta de la ciudad, que parecía un mirador, donde podíamos apreciar el resto de la ciudad, adornada con tantas plantas que caían por los precipicios, y viendo el cielo anaranjado purpura, y muchas nubes desvanecidas.
Ahí estábamos Daniel y yo, solos, y recuerdo si seguimos charlando, pero ya no sentía ese desasosiego por que me odiaba, ahora el ambiente era menos denso.
Y ya. Es todo lo que logre capturar del sueño.
miércoles, 14 de diciembre de 2011
martes, 29 de noviembre de 2011
domingo, 27 de noviembre de 2011
lunes, 31 de octubre de 2011
viernes, 10 de junio de 2011
Olvidar es imperdonable como lo es a veces doloroso el acordarse o una falta de educación.
Ayer reviví mis ansias de tocar el violín. Y el sentir esa deliciosa pieza en mis manos y manipularla a mi antojo. Gemir con ella a la par y cantar.
Al tocarla por primera vez fue como haber conseguido la mas añorada presea. Una estrella tan lejana y deseada.
Sentir su ritmo y su propio pulso dentro de sus venas ajenas:tus venas.
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