Ayer asistió Lucy a verme, lo cual me sorprendió pero no lo bastante para que el lo pudiera notar. -Es una noche muy fresca.- Me dijo, cuando lo note llegar y le asentí las palabras. Tome las velas destinadas al catecismo, y las encendí, ya que mi madre yacía dormida y no me atreví a encender la luz. Abrí aun mas mi ventana y deje que el viento negruzco de la noche mesiera la fatídicas llamas.
El me dijo su destino. Que le sorprendía quien yo era, quien yo era en este entonces, y no antes, ni mucho después. Yo en pijama me acomode en mi cama sentada con las piernas cruzadas, como oriental. El solo se sentó en la orilla, observandome y mirando el batir de las cortinas. Le dije que el había venido por mi compañía, que mas aun por su mensaje.
Me dijo que me estaba separando del otro. Me dijo que me fuera con el. Yo reflexione. Le dije que si, era cierto mi olvido, pero nunca me iría antes. El hurón salio de un cajón y bebió agua, el lo observo hasta que hubo este terminado el trayecto. El se levanto silencioso, abrió mas las cortinas, y desapareció, apagando con su despedida las velas. Me levante pisando descalza el desnudo suelo. Tome a Artemisa y cerré un poco la ventana. Lucy estaba aun en la esquina, y el faro (o foco urbano) había sido apagado por el. Me volví a mi habitación y me acosté. Supe que tenia que ir a la iglesia mas seguido. Supe que esa noche pude irme con Lucy. Artemisa huyo a dormir nuevamente. Yo me dormí también. Lucifer tuvo que decirme su intención. Pero creo que lo hará esta noche.
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