...Cierta vez me enamore de un personaje de lo mas peculiar. Su nombre era GHAITH -GHAYTH que significa lluvia y era un explorador y viajero egipcio, que residía donde lo conocí, en Marruecos.
Ghaith-Ghayth tenia el cuerpo de los hombres de su tiempo. Toda una piramide andante. Músculo tras músculo resaltado, como las luces en mis dibujos. Fue impresionante verlo por primera vez. Como todo hombre de su estilo y época, solo vestía de la cintura para abajo, exponiendo un abdomen y pecho impresionantes. El constataba el reflejo de las imágenes que poseemos hoy de su tiempo, como el busto de Tutankamón con los ojos igualmente perfilados de negro, con unos iris que los imitaban. Una cabeza afeitada, que servía para deslumbrar con el reflejo del sol. Lampiño totalmente, solo con dos oscuras cejas dibujadas en su rostro delicado. Una nariz afilada y nada predominante. Con la piel de color dorado bronceado, como el aceite de oliva, me deslumbraba a tal punto, que me contó...Que los antiguos egipcios fueron juzgados como un pueblo negro, y algunos etíopes y cananeos como de color marrón rojizo, este rojo es un color caoba. Sin embargo en su tiempo, alrededor del siglo VIII su pueblo originalmente contaba con esta piel oliveña.
Aunque su descripción, nos dejaría ver a un hombre duro de carácter y bravo, Ghaith-Ghayth era un cordero que aunque valiente y fuerte, era tan por demás inteligente.
Como me gustaba oír sus cuentos. No servían para adormecerme que eran su principal objetivo, sino que al contrario me tenían a el ya mi, despiertos hasta el alba en la casa de campaña.
Ghaith-Ghayth me sirvió en un viaje rumbo a Israel, Egipto, Marruecos y parte de la antigua Mesopotamia. El me cuido bien durante la ausencia de Weane y se lo agradezco...()
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